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Mostrando entradas de octubre, 2024

No 7 "Caminos sin Huellas: Ausencias Compartidas"

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Capítulo 7 Caminos sin Huellas En el rincón de la estación Du Parc , la niebla se arremolinaba como pensamiento inquieto. Nos habíamos sumido en un ritual sin palabras. El aire denso convertía cada respiración en suspiro visible, y nos envolvía un manto tejido de expectativas mudas y anhelos sin nombre. El eco distante de un tren reverberaba contra azulejos descoloridos —latido metálico que marcaba el paso del tiempo—. Las luces fluorescentes parpadeaban, proyectando sombras danzantes que ocultaban y revelaban lo que luchábamos por contener. El silencio del norte me abrazaba con frialdad que no era solo de hielo, sino también de memoria. Lejos del bullicio cálido de mis raíces, cada eco del corazón en esta tierra parecía un susurro absorbido por la niebla. En estos inviernos que prolongan las sombras, todo se había congelado en su curso. La Aparición Fue en medio de esta vastedad cuando la vi, y por un instante el frío cedió. Su sonrisa tenue me habló de un anhelo compartido. En...

No 6 "El Principio de Todo: Un Encuentro Bajo el Cielo de Montreal"

Capítulo 6 El Principio de Todo El 4 de julio de 1992, en la ceremonia de entrega de mi ciudadanía canadiense, una sola persona me acompañaba: Marie-Andrée, mi profesora de francés, mi amiga del alma. Sus ojos claros —dos lagos tranquilos bajo un cielo plomizo— guardaban la sabiduría sedimentada de los años y una melancolía que la hacía brillar como cristal antiguo. En ellos se vislumbraba un pasado tejido de alegrías y sombras, semejante a un bosque donde los árboles centenarios custodian los secretos del tiempo. Su sonrisa, tenue como brisa primaveral, se dibujaba en su rostro revelando un alma que había aprendido el arte difícil de florecer entre las grietas de la vida. Era una sonrisa de flor silvestre que resiste el invierno más crudo. Vestida con esa elegancia quebequense que irradiaba calidez natural, brillaba con luz propia a pesar de las sombras que la habitaban, como una joya oculta que de pronto encuentra su rayo de sol. —Maintenant, tu fais partie de notre terre —pronunc...

No 5 «Entre Copos de Nieve y Cifras: El Banco de los Espejismos»

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Capítulo 5 Entre Copos de Nieve y Cifras La vida en Canadá avanza con una calma que desconcierta al espíritu tropical que llevo dentro. Las estaciones se suceden como una sinfonía bien ensayada, mientras en mí aún resuena el ritmo libre del trópico. En mi tierra nada sigue un patrón: una lluvia inesperada transforma el mediodía en fiesta de frescura y aromas. Los arbustos de maple se alzan en filas ordenadas —guardianes de una armonía que apenas empiezo a comprender—, dejando caer sus hojas con precisión que ahora admiro. Mi memoria atesora otra naturaleza: montañas que dibujan siluetas caprichosas, jardines que trepan muros con alegre desorden, pájaros que celebran sin horario. Aprendo, sin embargo, a reconocer la danza entre orden y belleza. El invierno se desliza bajo mi piel como un recuerdo helado. En la Avenue René-Lévesque, donde el viento dibuja patrones invisibles entre los edificios grises, mi paso se ralentiza. La neblina se desprende del aire en capas translúcidas. El B...

4 ""Ecos del pasado: La lámina profética"

Capítulo 4 Ecos del pasado: La lámina profética La nieve caía incesante sobre Montreal en aquel diciembre de 1993, tejiendo un manto blanco que contrastaba con el verdor eterno de las montañas de mi lejana Medellín. Desde mi refugio en el barrio de Rosemont —quinto piso de un edificio de ladrillo rojizo en la calle Papineau—, contemplaba el parque Marquette a través del gran ventanal que se había convertido en mi única ventana al mundo. El viento del norte, feroz como bestia hambrienta, aullaba contra la estructura, colándose por fisuras invisibles hasta helar no solo el cuerpo, sino el alma. En lo alto del edificio, una lámina de revestimiento a medio desprender danzaba poseída. Su baile macabro, orquestado por el vendaval, se había convertido en el código morse de mi soledad. Cada golpe contra la fachada era un latigazo a la conciencia, un mensaje cifrado que traducía mi desarraigo. El sonido —agudo, irregular, persistente— se entretejía con la oscuridad como hilos de plata en tap...