No 7 "Caminos sin Huellas: Ausencias Compartidas"
CAPÍTULO 7 “Caminos sin Huellas: Ausencias Compartidas” En el rincón de la estación de metro, donde la niebla se arremolinaba como nuestros pensamientos inquietos, nos encontrábamos en un ritual silencioso. El aire denso y húmedo se colaba entre nosotros, convirtiendo cada respiración en un suspiro visible. Nos envolvía un manto de misterio y melancolía, tejido con hilos de expectativas no expresadas y anhelos contenidos. El silencio del norte, inmenso y solemne, parecía abrazarme con una frialdad que no solo era de hielo, sino también de memoria. Lejos del bullicio cálido de mis raíces tropicales, cada eco del corazón en esta tierra parecía un susurro que la niebla absorbía con indiferencia. En estas tierras distantes, donde los inviernos prolongan las sombras y el cielo parece teñido de un gris perpetuo, todo se había congelado en su curso. Fue en medio de esta solitaria vastedad cuando la vi, y por un instante el frío cedió. Su sonrisa, tenue como el reflejo de una luna oculta, me